Babel Mallorca es un nuevo concepto de hubs curatoriales. Situada en el sureste de la isla de Mallorca, opera en dos espacios separados por pocos kilómetros entre sí.
La primera, S'Walden, una villa autosuficiente energéticamente dentro del Parque Natural de Mondragó, es ideal para la reflexión y la escritura. El segundo, S'Cala, un edificio ubicado en el corazón del preservado pueblo pesquero de Cala Figuera está dedicado a las exposiciones, el diálogo y la transmisión a las generaciones más jóvenes a través de masterclasses y coaching.
Entre nuestros primeros proyectos, creamos el 1 de enero de 2023 Refusés International, un premio destinado a visibilizar las diversas formas de censura que se ejercen en todo el mundo contra el arte contemporáneo. Luego, como parte del programa oficial de la bienal internacional BIENALSUR, mostramos en S'Cala del 18 de septiembre al 3 de octubre de 2023 la exposición colectiva internacional Tourist! (Le Grand Tour), y simultáneamente Pocos recuerdos de cosas pasadas, exposición monográfica de Arnaud Cohen.
Entre Norte y Sur, Este y Oeste, pasado y futuro, Babel Mallorca pretende ser la embajada de un universo por construir, el del "Tout-monde" querido por Édouard Glissant.
Aline Vilallonga
cofundadora de Babel Mallorca
Dibujando un nuevo mapa
la inspiradora visión de Simon Njami, escritor, comisario y patrocinador del proyecto.
Cuando descubrimos Babel, al principio no despierta una sensación de meditación, pero más bien, de duda. De hecho, nos produce todo, menos paz. Este mundo es oscuro, y cruel, un lugar en el que después del fin del mundo nos quedamos solos y atormentados por la pregunta de siempre; ¿Cuál es nuestra relación con la Creación? Pero el camino ya ha empezado. Somos los únicos testigos, los únicos supervivientes de un mundo que ya no existe, y vivimos bajo el temblor de un tiempo que se ha
detenido. Los mapas ya no nos sirven, ni los compases, ni nuestra propia memoria.
En este espacio tranquilo y silencioso, son atraídos y rechazados al mismo
tiempo. Un espacio en el que bailan sombras erráticas que a su vez son también
atraídas y rechazadas, por este mundo que nos impone el latir de nuestros
propios corazones, en el que tenemos fugazmente la visión de un Edén caído
y abandonado a sí mismo. Ninguno de los mapas antiguos podría sernos de
ayuda. ¿Qué hacer entonces? Por ahora estamos formando unas alianzas estratégicas, estableciendo un nuevo mapa, con sus fronteras y sus áreas grises, con
sus paraísos de hermandad dentro de los cuales estamos reinventando nuevas
formas de comunicación a pesar de la amenaza de peste y cólera que proviene
de afuera. África, Europa, Asia y América ya no importan realmente. Las
especificidades geográficas, a medida que desaparecen, nos ofrece una meta visión que los transforma en epifenómenos. Debemos crear nuevas armonizaciones, y la maldición que nos impuso nuestro señor todopoderoso para evitar que podamos alcanzar las estrellas, debe ser transformada en una oportunidad única. Una oportunidad para poder crear la isla que Thomas More siempre soñó, una utopía, que traducido del Griego significa un no lugar, es decir, un lugar que no esté sobre determinado. Hablamos de una heterotopía y una heterocronía, en otras palabras, la reunión del mundo en una polifonía olvidada. La heterotopía, como Michel Foucault la desarrolló, se enfoca en la localización física de la utopía dentro de una sociedad dada. Ahora nos toca extender esta noción a través del mundo experimentado como una entidad única y coherente. Entre los principios establecidos por el filósofo, destaca el que, dentro de una heterotopía que en sí misma contendría una heterocronía, o un descanso del tiempo real, seleccionará el que está creando censura dentro de la misma temporalidad y la construcción de múltiples espacios de tiempos. Igual que las librerías y los museos, que a causa de la acumulación de objetos y libros de todos los tiempos, crean “un lugar que reúne todas las eras y a su
vez esta fuera del tiempo”, y reclaman ser universales y eternos. También hay algunas otras heterotopías que, en lugar de ser eternas, son recurrente. Heterotopías
que son, en otras palabras, temporales: ferias o exposiciones. Por lo tanto, no trabajaremos en la heterotopía que se encuentra contenida en un espacio dado. En cambio, nos dedicaremos a los atopos, es decir, el objeto que no tiene identificada una ubicación. Y la heterología, que según Michael de Certeau “es un discurso de el otro, que al mismo tiempo es un discurso sobre el otro, y un discurso dentro del cual habla el otro”. En ese sentido, tiene aún más sentido para mí que sea la herramienta
perfecta para alcanzar nuestro objetivo. La heterología es “el arte de jugar con dos lugares”. Crea una escena reversible donde la última palabra no pertenece necesariamente al sujeto primario del discurso y donde la crítica no perdona al hablante, que a su vez es golpeado por un rebote. Se trata de un lugar de experimentación, donde la heterología asume el riesgo que conlleva la libertad de expresión y es una herramienta magnífica para conseguir evaluar lo que falta en un lugar o en el otro, como dijo François Jullien.
Aquí yace nuestro Babel, y ahora lo único que falta es alimentarlo.
El principal objetivo de arte contemporáneo de ASFI y Babel desde 2014: devolver la independencia de los curadores al centro del juego.
Debido a que constantemente crean nuevos conceptos en los que involucran a artistas, coleccionistas y periodistas, los curadores y críticos de arte contemporáneo han sido los principales impulsores creativos del arte contemporáneo desde la década de 1970. Pero obviamente hay otros parámetros que interfieren. Estos parámetros económicos, geopolíticos e ideológicos son hoy tanto más influyentes cuanto que están esencialmente globalizados. La libertad casi total de la que disfrutaron los grandes curadores en los años 70, 80 e incluso 90 ha desaparecido por completo con el auge de los populistas y los nuevos regímenes dictatoriales, por un lado, y con la creación de comunidades tanto globales como fragmentadas, generalmente construidas alrededor de medios de comunicación dirigidos a ellos como grupos de consumidores. La Fundación ASFI, una obra de arte ficticia pero operativa creada por Arnaud Cohen en la década de 2010, tenía como objetivo resaltar estos mecanismos de impedimento y sus diversos orígenes (fiscal, empresarial, tecnológico y social, …) a través de eventos o conferencias (Centro Pompidou, Tate St Ives, etc), pero también y sobre todo a través de momentos de convivencia y confianza construidos con motivo de los simposios realizados (por invitación de las bienales de Venecia, Dakar, Bienalsur, Something Else Cairo, …). Una de las misiones del proyecto Babel Mallorca, obstaculizado durante un tiempo por el coronavirus, es ser el "brazo armado" de ASFI para la década de 2020 y más allá. Su objetivo no es solo construir una red de amistad y apoyo mutuo para curadores que todavía están en condiciones de resistir (la mayoría ya no puede hacerlo de manera abierta), sino también ofrecer un espacio dedicado a ayudar a los nuevos generaciones para la sensibilización y transmisión.